‘Paisajes queridos’, cinco cuentos inéditos, escritos e ilustrados por José Antonio Labordeta
• Escrito entre 1961-1962, está poblado de personajes caracterizados por su amor a la tierra y descritos con la mirada tierna de quien comprende sus miedos
• Con un estilo telegráfico, casi impresionista, describe una realidad trágica, miserable, que muestra su compromiso social y humano mucho antes que sus canciones
‘Paisajes queridos’ es el nuevo libro de José Antonio Labordeta, un volumen que reúne cinco cuentos inéditos que Labordeta escribió e ilustró entre los años 1961 y 1962, y que han sido rescatados y editados por su Fundación.
El libro contiene los relatos “Margarita la tonta”, “El tajo”, “Paisaje querido”, “Bienvenido” y “La isla arrancada”. Cada uno de los relatos tiene una portada que fue ilustrada por el propio Labordeta. Son cuentos en los que se reconoce su prosa y su realidad, cinco historias de gentes y paisajes que viven tiempos sórdidos y difíciles, de lutos y silencios, pobladas por personajes caracterizados por su apego, su amor a la tierra y descritos con la mirada tierna de quien comprende sus miedos. Con un estilo telegráfico, casi impresionista, José Antonio Labordeta describe una realidad trágica, miserable, que nos muestra su compromiso social y humano mucho antes de sus primeras canciones.
El libro, editado por la Fundación José Antonio Labordeta con la edición y prólogo de Antonio Pérez Lasheras y la coordinación editorial de Los Libros del Gato Negro, contiene un total de 122 páginas y reproduce, en edición facsímil, las ilustraciones que Labordeta dibujó en tinta roja para cada una de las portadas de sus cuentos; así como algunas de las páginas mecanografiadas por él, en las que se aprecian sus propias correcciones.
Este libro cumple uno de los objetivos principales de La Fundación José Antonio Labordeta, preservar su obra, que no caiga en el olvido, porque “es patrimonio de todos y entre todos hay que levantar, aunque no guste a algunos lo que significa, lo que implica, lo que enseña: una lección de dignidad, de bonhomía y de lucha contra la vesania de la amnesia a la que esta época posmoderna pretende someter a la historia, al recuerdo, a la verdad, en suma”, como afirma Pérez Lasheras en el prólogo de esta publicación.
La vocación literaria de José Antonio Labordeta fue muy temprana (a los 10 años escribió su primer poema y a los 15 el primer cuento) y la mantuvo durante toda su vida. “Paisajes queridos” fue un proyecto del propio autor, que preparó esta colección de cuentos entre 1961 y 1962 (cuando contaba con 26-27 años), aunque algunos de estos relatos fueron escritos años antes.
En estos cuentos se hallan muchas de las obsesiones de la literatura de José Antonio Labordeta, especialmente la grisura de los años de la posguerra con la guerra como fondo y como elemento vertebrador de una realidad que no tendría que ser la que es, que podría —y debería— ser de otra manera. Tres de los cinco relatos tienen como referente inmediato la guerra civil, y cuatro están ambientados en Belchite (aunque no se mencione).
“Vidas vividas a rastras -escribe Pérez Lasheras-, condicionadas por elementos externos que determinan el devenir de unos seres que se limitan, simple y despiadadamente, a sobrevivir: el embarazo y parto de una vendedora de flores de papel oligofrénica, la singular nadería de un día de frío vareando la aceituna (la oliva, en Aragón), con la guerra como recuerdo remoto y los deseos de huida de una situación asfixiante; y tres curiosos relatos sobre los efectos de la guerra: uno sobre una historia de amor y muerte; otro sobre una violación en plena contienda. El último, como un epílogo, nos habla de quienes fueron condenados por defender su verdad —o porque les tocó estar en un sitio, a juicio de los vencedores, equivocado— y regresaron veinte años más tarde (tras una prisión no comprendida) a su lugar de origen, un lugar que ya no les pertenece porque les usurparon todo: amigos, familiares y casi hasta los recuerdos y el aire, los olores, las fantasías y resquemores, amores a medio hacer y vidas sin cocinar”.
“Tenemos en estos cuentos un vibrante esquematismo de la vida en la posguerra: la desconfianza, el temor, el tedio. Como en los bosquejos con los que acompañó los cuentos, el autor va esbozando a grandes rasgos situaciones, sentimientos, sueños, decepciones, sitios, pensamientos, ilusiones, dolores, represiones, presentimientos, angustias, el dolor de una vida sin ritmo (o con ritmo marcado desde arriba), el olor a muertes cercanas, el hedor del silencio y el aullido del miedo. De ahí que los diálogos sean cortos, breves…
“Si bien es cierto que en su narrativa posterior ahondó en los personajes y los dotó de una mayor profundidad psicológica, en estos cuentos describe y pinta a brochazos una realidad sórdida, en la que no es posible adentrarse ni realizar grandes análisis de la situación, de manera que la realidad se muestra a grandes rasgos en su propia miseria. Son tiempos de silencio y de sobrentendidos; en pleno franquismo, mejor sugerir que arriesgarse a que la censura prohibiese la publicación”.
“En este libro aparece un Labordeta en una nueva faceta, como ilustrador, con dibujos esquemáticos, apenas siluetas en las que se adivina y pergeña un perfil, una situación, una circunstancia…, pero que reflejan a la perfección la propia narrativa del momento: bosquejos como esquejes, simples contorneados de una situación que espera a florecer en la mente del lector”.
“Entre las causas que explican el que esta colección de cuentos no fuera publicada está la manera de trabajar de José Antonio Labordeta: esa facilidad para crear. No volvía nunca a sus textos ya escritos o musicados. Si fallaba una publicación, iba a otra cosa y se olvidaba de lo que tenía en el cajón. Ocurre igual con las canciones: tenía programada una grabación y le pedían trece canciones; llevaba veinte y se olvidaba de los descartes, que, a veces, quedaban en grabaciones con arreglos en los estudios y, otras, se perdían para casi siempre. Su Fundación tiene la intención de rescatar, al menos, sus letras, pero también sus músicas, como ha hecho con el disco “Labordeta inédito. Paisajes en la memoria”, (2016).
Antonio Pérez Lasheras quiere hacer constar que este libro no hubiera sido posible sin la colaboración desinteresada y generosa de Luis Ballabriga Pina (Zaragoza, 1956 2016), que fue ordenando, escaneando y disponiendo para su posterior trabajo filológico los papeles de Labordeta. Y avisa: “este es el primer libro que rescata la Fundación José Antonio Labordeta, pero no será el último”.
El libro está a la venta en las librerías al precio de 18€ y se puede adquirir también en la sede de la Fundación José Antonio Labordeta (c/ Mariano Barbasán, 5 – entrada por la c/ Latassa).