Labordeta nos dejó un emocionante legado musical que ya forma parte del sentimiento de los aragoneses y de nuestro patrimonio cultural. Diecinueve discos editados, más de doscientas canciones escritas, muchas de ellas inéditas.
El primer disco que sale al mercado fue, Cantar i callar, ya que el anterior, Andros II, fue secuestrado por orden gubernativa al poco de nacer; muestra de que bajo el régimen de Franco las cosas no fueron sencillas.
Canta, compañero, canta,/que aquí hay mucho que cantar;/este silencio de hierro/ya no se puede aguantar.
Contaba Labordeta que sus comienzos en la música habían sido en blanco y negro, como el Nodo. Era una época muy dura, donde salir a cantar era exponerse a muchas cosas, aunque aparejado al riesgo había algo emocionante que era la solidaridad de las gentes.
Fue siempre una persona humilde, un hombre sin más, como le gustaba que lo recordáramos. Pero el mayor ejemplo de solidaridad nos lo dio él acudiendo siempre con su guitarra allá dónde lo llamaban en defensa, en apoyo o para revindicar la justicia. Su coherencia y su ética late en todas sus canciones.
Recuérdame como un árbol batido, como un pájaro herido, como un hombre sin más. Recuérdame como un verano ido, como un lobo cansino, como un hombre sin más.
Labordeta comienza su camino en la canción a los 33 años, siendo un hombre maduro, un poeta ya hecho. Sus herramientas de trabajo eran la guitarra y unos pocos acordes, estructuras simples, como el blues, sin alardes, pero muy efectivos. Quería llegar a la gente, hacer de la poesía un arma cargada de futuro. Ya en sus primeras composiciones se manifiesta con nitidez una de las constantes de buena parte de sus canciones: la inseparable simbiosis entre una tierra y sus gentes
… La Vieja, Lucinio, Ramón Cabeza , Severino …
Otros pilares básicos en sus canciones son la esperanza, la búsqueda de la libertad, la solidaridad y la utopía. El abandono de los pueblos, la posguerra, sus alumnos y su hermano Miguel, siempre presente .
Él quiso ser/palabra sobre el río al amanecer/ y caminó/por viejas esperanzas que nadie entendió.
Sorprende que canciones comprometidas con un aquí y un ahora tan lejano, tengan tanta vigencia en la actualidad, como él decía “Las canciones tienen vida propia”. Le llenaba de orgullo que Canto a la libertad se hubiera convertido en un himno para siempre ligado al origen de nuestra democracia, capaz de alimentar los sueños de toda una generación.
Su lado más íntimo y poético estaba en sus canciones de amor; las que él más amaba.
El amor es el silencio,/la palabra guardada en el pecho./Es el mar batiendo contra el mar,/son las islas halladas entre la soledad./Son palomas al viento,/huracanes de luz,/vendavales de llanto,/ríos de juventud/o tan sólo unas manos/unidas a tu voz.